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“No iba con muchas expectativas. Iba abierto a sentir en el momento. No esperaba algo. Me sentí muy cómodo, muy bien. La verdad es que todos han sido muy amables conmigo” resumió respecto de las perspectivas en cuanto a su viaje.
En una reciente nota ofrecida a El Diario del Fin del Mundo, Gargiulo reconoce: “Siempre me gustó correr. Las primeras imágenes que vienen a mi mente suceden en una ciudad argentina junto al mar, donde cientos de miles de personas han veraneado y seguirán haciéndolo con el paso de Los años. Aún conservo en mi memoria, bien frescas, esas postales de mis primeros trotes por Ias costas de Mar del Plata, donde viví durante mi adolescencia”.
Las recientes fotos publicadas por nuestro medio, dan cuenta sobre los lugares que recorrió el titular de la editorial Süd Pol y las sensaciones que lo transitaron mientras conocía lugares históricos que fueron clave en el conflicto del Atlántico Sur del 1982.
Durante su estadía, desde el 12 al 26 de marzo- se estableció en la isla Soledad –donde se encuentra la ciudad de Port Stanley de 2 mil habitantes- “y desde ahí fui a Darwin, al cementerio argentino, Goose Green, San Carlos –que es el lugar donde desembarcaron las tropas británicas cuando llegaron- y otra vez fuimos con otros tres argentinos a Mount Longdon y Tumbledown”
En este punto, Federico recuerda que durante la guerra estos lugares fueron clave. “Los ingleses fueron avanzando hacia Stanley (en ese momento Puerto Argentino) y los argentinos se fueron posicionando en los distintos montes que están antes del pueblo” Fue un guía experto en la historia reciente, quien los trasladó y relató “un poco de todo y mostrándonos las posiciones argentinas”
Tal como se aprecia en las fotografías, también tuvieron oportunidad de observar donde aún hoy se encuentran “esquirlas, restos de balas, cráteres que dejaron las bombas de aviones” relató, en una charla mantenida en las últimas horas de la tarde del miércoles.
MomentosTDF: ¿Tu principal propósito fue correr la maratón de Stanley?
Federico Gargiulo: En realidad la maratón fue una excusa, a mí me gusta correrlas. En realidad fui porque había hecho un libro que me lo tradujo un isleño.
Invitación de por medio, maratón anunciada, Federico consideró “una buena oportunidad para ir. Me quedé dos semanas. Correr la maratón fue muy emocionante”, culminó en sexto lugar y la ganó otro argentino (por primera vez). Destacó como “muy importante” la oportunidad de conocer a los isleños y los lugares emblemáticos en isla Soledad, donde se ubica la capital isleña.
MTDF: ¿Cómo fue el contacto con los malvinenses?
FG: Muy bueno, la gente no tiene problemas. Salvo que vayas con un discurso argentino, con una intención provocadora; pero si uno va a conocer, a ver el lugar ellos están contentos porque eso es turismo y les produce divisas. La gente me ha tratado más que bien.
MTDF: ¿Se coló algún sentimiento en vos mientras estuviste en las islas?
FG: Obviamente que ir a estos montes (Longdon y Tumbledown), encontrar los restos de las balas, pilas o zapatillas Flecha de los soldados argentinos, o los platos dan una sensación fuerte. Imaginarse a los chicos muriéndose de frío.
En este punto el guía entiende que el clima de los montes malvinenses “con mucho viento, parecido al de Río Grande” dice y concluye: “Sentí cosas fuertes, imaginando el conflicto” al que no duda en calificar de “innecesario, fue una sensación fuerte”.
Recorrió junto a su traductor lugares cercanos a la ciudad, “hay una playa muy linda que se llama Gipsy Cove, donde hay una colonia de pingüinos magallánicos y a través de él, me encontré con gente del lugar” lo que le permitió interactuar con los isleños de un modo distinto.
MTDF: ¿Qué te pareció la vida de los isleños?
FG: Bien. Tranquila. Es un pueblo que vive básicamente del turismo –en el verano-, de la actividad ganadera –venta de lana de los ovinos y de la carne- y lo que produce mucho dinero enStanley es la pesca de camarones. Los barcos -generalmente chinos, japoneses, rusos-, tienen que pagar patentes muy altas para poder pescar ahí. Hay algunos comercios. Yo sentí que la vida es bastante tranquila, todos se conocen. Vas al banco y todos se saludan.
Federico nos refiere que a 60 kilómetros de Stanley, se ubica la base Mount Pleasant, “es donde está el aeropuerto y también es una base militar y además viven civiles contratados” La base tiene aproximadamente la misma población de Stanley. “Es como si fuese un pueblo aparte. Hay muchos soldados” dijo.
Maratón de Stanley
La maratón de Stanley es la más austral del mundo certificada por la Association of International Marathons and Distance Races (AIMS) y se corrió el 20 de marzo en dos categorías. La modalidad normal se corre en la distancia oficial de 42 kilómetros. Y la otra categoría, fue de relevos, “cuatro personas y cada una corre 10,5 kilómetros” En la general se anotaron, “más o menos 45 personas” Es organizada por el banco local, el Standard Chartered Bank.
“Fui una semana antes de la competencia y me quedé otra más. Necesariamente hay que quedarse una semana. Viajas un sábado y regresas el otro sábado” detalla. En esta oportunidad se encontró con “otros tres argentinos que se habían anotado, uno de ellos ganó la maratón. Un marplatense” aunque refiere que esta maratón sólo tiene 6 años de antigüedad.
Sobre el estado del clima, Federico lo recuerda como muy amigable. “Semanas anteriores los días fueron realmente horribles. Lluvia, viento, mucho frio, y ese día estuvo soleado y no había tanto viento. Creo que fue unos de los mejores días”.
“Esta maratón está catalogada como una de las más adversas” señala Gargiulo. “Es la más austral del mundo que está homologada” por la AIMS. Corriendo eran 45 personas, muchos isleños “habían alemanes, un señor norteamericano que corría su maratón 199, de 76 años; argentinos” dice.
Federico no duda en calificar su participación en la Stanley Marathon 2011 como la mejor. Llegó sexto, “hasta ahora fue mi mejor tiempo. Hice 3 horas 35 (minutos), la última vez había hecho 3 horas 42. Mejoré bastante” concluye el autor de Huellas de Fuego. “Me sentí muy bien, fue lindo correr una maratón ahí” señaló.
Invitado por el traductor del libro “Los viajes del Penélope” (Roberto Herrscher) John Fowler, “cuando terminó (la traducción), hicimos una buena relación y me invitó” a las islas. Allí conoció a la familia de su anfitrión y compartió su tiempo junto a este isleño. “Después de la maratón fuimos a una recepción a la casa del gobernador de las islas, quien también corrió” finalizó.
Las Islas Malvinas son un paraíso natural. Tienen muchos paisaje muy lindos, muchas especies de pingüinos, nidificaciones de albatros, hay mucha vida salvaje que vale la pena ir a ver” dice y por ello planea un nuevo viaje en 2012. Correr la Stanley Marathon 2012 y adentrarse en el mundo natural malvinense.
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