lunes, 12 de mayo de 2008

Al Este del Beagle



Ha pasado casi un mes desde la última vez que actualicé el blog y es que la lectura de varios libros, el trabajo y las ganas de ‘hacer nada’ me obligaron a alejarme del teclado. Más allá de eso, otra de las razones que asumo como culpable es el clima. En Tierra del Fuego la humedad y el frio se hacen notar cada día más y eso, como buen fueguino, hace que no me den muchas ganas de salir a recorrer las rutas.


Pero antes que el otoño tiña el bosque, visité por última vez la ruta “J” que conduce a Harberton y Punta Moat por la costa del Beagle.



Casi todas las notas publicadas, de esta hermosa ruta fueguina hacen referencia al asentamiento de los Bridges o de Almanza. Sin embargo, la curiosidad pudo más y una tarde de abril viaje hasta el último tramo de este precioso camino.

Quien haya visitado estos parajes fueguinos, no notará gran diferencia entre las excursiones a Playa Larga, Harberton o Almanza y hasta incluso Estancia Remolino (hacia el oeste de la ruta). La ruta en ciertas zonas se encajona entre altísimas paredes de roca, añosos árboles y en otras zonas, es un contraste único ver lengas a orillas casi del mismísimo Canal Beagle.

Más allá de Harberton


Al llegar a unos cuantos Kilómetros antes de la estancia, la ruta “J” continúa su trayecto mediante una bifurcación. Luego de cruzar el río Varela la calzada nos conduce por matices antes descriptos pero sumado a una zona de extensos blancos en medio del bosque hacia la izquierda mientras que en el otro extremo, el canal deja ver sus islas diminutas en Chile y embarcaciones surcando sus aguas apaciblemente.
Afortunadamente el cielo estaba limpio de nubes y el sol, si bien con luz débil, pintaba rayos entre los árboles dando a la escena una impronta especial.

Cruzando Moat

El río Moat se ubica “al Este del cerro Harberton, del cual escurre sus aguas, desembocando en el canal Moat luego de recorrer unos 40 km” dice el Instituto Geográfico Militar en su libro “Toponimia de la República Argentina – Volumen I”, en inglés significa ‘foso’ y el canal debe el nombre a “la expedición británica de los años 1826 – 1836 comandada por el Capitán Fitz Roy”
Cuando se hace referencia a la palabra , debe tenerse en cuenta el que rodeaba a los castillos en la era medieval.


Este río que después se transforma en un canal, es de aguas cristalinas, quietas aunque caudalosas, con un soberbio puente para llegar al otro extremo y con especies aptas para la pesca deportiva. A ello sumarle el bello espectáculo de la naturaleza que lo secunda, hace de Moat un lugar privilegiado.
Dice Federico Gargiulo en “Huellas de Fuego” <Apenas cruzamos el puente, percibí el inconfundible canto de los pájaros carpinteros. Inmediatamente, oí los ruidos del impacto de sus picos sobre los troncos de los árboles y, al dirigir la vista hacia esos agradables sonidos, descubrí dos parejas de carpinteros gigantes (…) Permanecimos los tres en silencio, disfrutando de ese espectáculo de percusión tan particular. Estas aves son increíblemente hermosas, sobre todo los machos, con su cabeza tan roja. Las hembras, en cambio, son un poco más pequeñas y su cabeza es de color negro, con una suerte de bucle que apunta hacia abajo> (1) Una descripción excelente de la naturaleza de la zona.
Una descripción excelente de la naturaleza de la zona.

Tuve la suerte, cuando desandaba la ruta en dirección a Moat de cruzarme altivo en una rama a un ejemplar de Carancho. Un inquietto ejemplar de Rayadito y sobre las aguas del canal admiré la belleza de una familia de patos a vapor, el vuelo arrogante de cormoranes y de vez en cuando, una foca me espiaba desde las aguas, cuando salí a caminar por la playa.

Toda la travesía, hasta llegar al puesto de Prefectura Naval Argentina –y punto final de la ruta J- me demando 4 horas de viaje sobre una ruta de material asentado y ripio suelto en varias zonas. Pero de veras, vale la pena conocer esta zona del Beagle.
El regreso

Cuando decidí regresar a Ushuaia, primero caminé un poco por la playa. Me encontré con varias sorpresas, mucha basura que el canal arroja a tierra y algunas bellísimas flores.
Al mirar hacia el Oeste, el cielo me devolvió una postal imperdible. Los rayos del Sol se undian entre las nubes oscuras, cargadas y daban en las aguas y en algunas islas de la zona. Era fuego en el cielo, y paz en este paraje poco explorado.


Por supuesto, mi cámara captó cada Momento, pero los mejores han quedado en la retina de mis ojos, en mi memoria.
No pude evitar las ganas de visitar un faro que sirve de guía a los navegantes de esas aguas, entré, tomé varias fotos y subí por su oxidada escalera a contemplar tamaño espectáculo.


Datos técnicos de la zona

No hay presencia de glaciares, la cordillera se pierde en sus estribaciones, por lo cual la acumulación nival es poco persistente. Si bien hay escasa información climática sobre este ambiente, se considera que las condiciones de temperatura y precipitación son similares a las del ambiente costero del canal Beagle, aunque con régimen más ventoso. Las turberas predominan en este ambiente y conforman extensos reservorios subsuperficiales, que además encierran cantidad de pequeñas lagunas. La turba tiene una gran capacidad de retención de agua, modificando la coloración y la acidez por la presencia de ácidos húmicos. Es una zona de difícil acceso por tierra, motivo por el cual está muy poco poblada. El ambiente presenta similitudes con el Sector occidental de Isla de los Estados (Iturraspe, 1987).”
Los ríos más caudalosos son los más occidentales, (Moat y López) ya que sus áreas de aporte son más extendidas. Presentan crecidas significativas en primavera y aún en verano en caso de producirse lluvias de relativa intensidad.”(2)
(1) Federico Gargiulo “Huellas de Fuego”
(2) Secretaría de Minería de la Nación