viernes, 13 de enero de 2017

AMBIENTE: LA IMPORTANCIA DE LOS HONGOS EN TIERRA DEL FUEGO



 En los últimos días, la zona sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, se va aquejada por el típico clima cambiante de enero. Oportunidad para leer un buen libro, o bien, arriesgarse y salir a caminar por el bosque. Recientemente, en una incursión por el valle Carbajal, noté la presencia de hongos. Variados en colores, formas, ubicaciones y cada uno, con su particularidad. También recordé el artículo que escribí hace años sobre el mundo fungi y que ha logrado múltiples miradas y comentarios. Hoy vuelvo sobre este particular apartado de nuestro ambiente, con algunas precisiones del documento “Ecología de los bosques de Tierra del Fuego”. 




El descubrimiento y reconocimiento de la complejidad de la naturaleza ha sido particularmente dramático en el estudio de los procesos y principios ecológicos. Por ejemplo, los invertebrados y los hongos tradicionalmente han sido tratados como pestes y patógenos; sin embargo cumplen importantes funciones de reciclado, captura de nutrientes, raleo y control biológico (Khom y Franklin, 1997). Los hongos realizan otras funciones como el aporte de materia orgánica al suelo y los organismos en él, a través de las hifas vivas, sus exudados y las hifas muertas, ayudando al mantenimiento de las cadenas tróficas, la formación de microagregados, la porosidad, la aéreación del suelo y la retención de humedad (Amaranthus et al., 1989 fide Schowalter et al., 1997; Perry et al., 1987).

Una de las cuestiones fundamentales para la silvicultura del siglo 21 consiste en comprender las interdependencias entre estas especies y tratar de manejar el delicado equilibrio entre sus efectos positivos y negativos, en lugar de simplemente erradicarlos (Khom y Franklin, 1997; Schowalter et al., 1997).

Su variada utilidad como alimento (son ricos en proteínas y carbohidratos), fermentos, antibióticos, alcaloides, hormonas del crecimiento (giberelinas) (Gamundí y Horak, 2002), hacen asimismo de ellos un grupo de interés para la obtención de productos no madereros del bosque.

Estos organismos heterótrofos se encuentran colonizando todos los ambientes debido a su plasticidad y capacidad de utilización de los sustratos vinculada con sus enzimas degradativas. Las hifas, formadoras del micelio, se desarrollan dentro o sobre los diferentes sustratos, y son las responsables de la nutrición y crecimiento del hongo. Es esa parte vegetativa la que realiza una intensa actividad de descomposición y alteración de los sustratos. El potencial reproductivo y la dispersión de estos organismos es enorme, como asimismo su capacidad de producir nuevos genotipos; poseen también reproducción asexual (Schowalter et al., 1997).

Los hongos, como los insectos, son a menudo protegidos del ambiente adverso por su árbol hospedador, pero durante los períodos críticos de reproducción y dispersión están expuestos y son vulnerables. Las condiciones ambientales y de sus hospederos limitan las oportunidades de crecimiento rápido a micrositios particulares o años especialmente favorables (Schowalter et al., 1997).

Los hongos, como los insectos, son a menudo protegidos del ambiente adverso por su árbol hospedador, pero durante los períodos críticos de reproducción y dispersión están expuestos y son vulnerables. Las condiciones ambientales y de sus hospederos limitan las oportunidades de crecimiento rápido a micrositios particulares o años especialmente favorables (Schowalter et al., 1997).

La diversidad morfológica y de comportamiento de los hongos se refleja en su espectacular éxito en términos de biomasa, número de especies, variedad de habitats ocupados y capacidad para hacer simbiosis con otros microorganismos, plantas y animales (Hawksworth, 1991).

En Tierra del Fuego la variedad de hongos sorprende, ya que a la fecha hay citadas más de 620 especies (la mayoría mencionadas en Guarrera et al., 1975-1998); esto contrasta con la baja diversidad de especies arbóreas. Estos números, dan una idea de que los hongos, junto a los artrópodos y bacterias comprenden la mayor parte de la diversidad biológica de muchos bosques (Schowalter et al., 1997).





Nota: Decidí no incluir los nombres de los ejemplares fotografiados ya que la flora micologica es muy particular y no soy profesional ni ideoneo en la materia. La referencia es solo ilustrativa. Las fotografías las tome en el valle del río Chico en Ushuaia en enero de 2017.