miércoles, 18 de enero de 2012

PASO BEBAN: AL FAGNANO POR VALLES FUEGUINOS


Acceso al Paso Beban, el fuego consume el bosque
Mientras el fuego continua arrasando el bosque fueguino, en cercanías de Bahía Torito en el Lago Fagnano, nos permitimos conocer un poco, la historia del famoso Paso Beban.

Desde muy pocos años después de la fundación de Ushuaia en 1884, surgió la preocupación por encontrar un paso que atenuara el aislamiento terrestre de la ciudad más austral del mundo, y que permitiera llegar a campos de pastoreo durante las invernadas para asegurar el abastecimiento de carne entre los pobladores. En 1903, con la inauguración del presidio, esta necesidad se incrementó. Por entonces, el joven Tomás Beban, jefe de bomberos de Ushuaia, era además el proveedor de carne para el penal. Con su amigo Pedro Péchar y un criollo de apellido Alcaráz, comenzó las travesías por las montañas en la búsqueda de algún paso.

Una de las primeras fugas de presos del penal de Ushuaia se produjo en 1908, y en esta oportunidad, las autoridades del presidio encomendaron a Tomás Beban ir tras la búsqueda de los penados, dado su conocimiento de la geografía de la isla. Y Beban encaró el desafío. Llegó hasta el Valle Carbajal, y encaró hacia el oeste noroeste. Al entrar al bosque, fue dejando marcas profundas con su hacha en los troncos de las lengas y de los guindos, a una altura de menos de un metro. El misterio de cierra sobre el resultado de la búsqueda de los presos fugados. Pero fue en esa ocasión que tras cruzar tres valles llegó hasta el fondo del último de ellos y se encontró con un paredón de acarreos de grandes piedras. Era accesible. Lo atacó y llegó hasta lo más alto. Ahí vio que detrás del primero, había otro, y siguió su travesía. Entonces verificó que las laderas comenzaban a descender hacia la vertiente que culmina en el lago Fagnano. Por allí, durante años, Beban llevó sus animales hacia las áreas de pastoreo. Aún quedan antiguos corrales y algunos topónimos en la zona que aluden a esas invernadas.
 
El paisaje de hoy es singularmente diferente al que Beban pudo observar en 1908. Grandes extensiones de los valles interiores están cubiertas de agua producto de los embalses de los castores. Estos animales fueron introducidos en 1947, justo el año en el que el Presidio de Ushuaia se desactivó como sitio de reclusión de presos complejos y reincidentes, y se reservó para presos políticos.

Las marcas que dejara Tomás Beban en los troncos, hoy se las puede ver a más de un metro y medio de altura, a causa del crecimiento de los árboles en casi un siglo.

Fuente: Portal Patagónico y Viviana Fernández