La ruta 3 está en reparación, de modo que aproveché esa circunstancia
para observar detenidamente dónde iba a parar y empezar a caminar. Ah, sí. La
idea era retomar las caminatas por las montañas del Sur de Tierra del Fuego.
Empecé a pasar los centros invernales, seguí de largo en el
cruce de la Ruta J (que lleva a Harberton y Almanza), comencé a subir,
lentamente, hacia los Andes fueguinos. Dicho así, suena casi una travesía como
pocas, pero es verdad y los fueguinos recorremos a diario esta senda que, en su
punto más alto llega a los 450 msnm.
Antes de arribar al mirador del Paso Garibaldi, bajé la
marcha y recordé las varias invitaciones que me habían hecho para alcanzar el
espejo del Garibaldi. Se trata de un reflector “pasivo” de 8 por 7 metros, -tipo
pantalla- enclavado en la cima de un cerro. Se encuentra a 655 msnm.
De cualquier manera. Ahí estaba. En medio de la ruta
iniciando un trekking en día miércoles. Inicié la caminata unos 200 metros al
sur, cuando de la ruta 3 se desprende otra que sube a la derecha y se interna
en el bosque. Por lo que noté, son varios los vehículos que la transitan,
aunque no vi señales de alguna construcción o similar. Eran las 5 y media de la
tarde.
A poco de andar, decidí internarme en el espeso bosque, que
en estas alturas se muestra achaparrado por la altitud y los fuertes vientos
reinantes. No había sendero alguno. Opté por seguir el lecho seco de un arroyo
de deshielo, que me facilitaba la tarea.
Es cierto que mi último trekking fue en 2011, a principios,
con destino al Vinciguerra. Se notó el tiempo transcurrido, sobre todo cuando
subía.
Cuando logré esquivar la línea de vegetación, la ladera del
cerro se presentaba bastante complicada. Pero nada comparado a lo anterior. La
vegetación adherida al suelo se confundía, por momentos, con las piedras que se
desprenden de la cima del cerro. Todo lo hacía demorar un poco más. Por momentos
me detenía para conocer la altitud que iba alcanzando. Usar el GPS no es mi
fuerte pero sirvió como fuente de información.

Construido por la empresa de capitales nipones Denki Kogyo Co ltd, mira la ruta desde 1971. Por lo que logré averiguar, pese a mi escaso inglés, es que estas pantallas antenas son utilizadas para reflejar las señales de microondas. ¿Será?
Una vez que pude apreciar el lugar, hacia el Sur, la ruta 3
se interna en un profundo valle y desaparece. Al Norte, solo piedras y la cima
del cerro. Continué caminando con mucha dificultad, ya que el profundo desnivel
de la ladera complicaba mi andar. Aun así, aproveché y tomé varias fotos de la
vegetación altoandina. El aroma a chocolate otra vez, como siempre a estas
alturas, inundó la caminata.
Cuando iba llegando a la cima, el rumor de la ruta,
proveniente desde el Sur se confundía perfectamente con el sonido del agua.
Busqué y encontré una afloración de agua en un lecho colorado, propio del
terreno a más de 600 metros. Probé el agua y sabía a arena, tierra. Realmente lamenté
haberlo hecho.
Por fin pude alcanzar la cima. El espectáculo que pude
apreciar era magnifico. La laguna Escondida, con la paz de sus aguas y el humo
del secadero en la cabecera, en primer plano. Al fondo, majestuoso e imponente
el Lago Fagnano, cruzando la bastedad del corazón de la isla. Me senté un
momento, tomé agua y comencé a disparar mi cámara. Hacía frío, algo de viento
se sentía, pero el calor luego de la trepada, hacía que ese instante fuera
reparador y único.
Según el GPS, al NO se encuentra la laguna Margarita,
cercana a la costa del mayor lago fueguino. Sin embargo, a mi me cautivó la
cima de un cerro que se mostraba al Norte. Su estructura cónica y su superficie
desprovista de nieve, tentaron mis ganas y decidí continuar.
Tuve que bordear por la base, un enorme morro negro –amenazante
cruzarlo por su estructura ya que carezco de todo conocimiento y técnicas de andinismo-
y una vez que alcance nuevamente la
cima, caminé en dirección norte. Desde éste punto, la Ruta Nacional Nº 3 se
parece más a un corte en la fisonomía de la Sierra Bridges, que una vía de
comunicación.
Hacia la izquierda, el paisaje desnudaba un profundo valle
surcado por un pequeño arroyo y la densidad del bosque fueguino. ¿Qué habrá más
allá?

Esta vez, lo hice por la base del morro negro, tomándome
fuertemente de las rocas para alcanzar una ladera verde, al pie del espejo del
Garibaldi. Así llegue nuevamente a él y emprendí el descenso a través del
bosque. Otra vez la ausencia de un sendero claro, hizo que la bajada sea muy
lenta. Finalmente, después de 4 horas de caminata me encontré otra vez en
inmediaciones del mirador para volver a la ciudad.
Reflectores pasivos
Para conocer un poco más sobre estos aparatos, me valí de un
pdf que hallé en Internet del año 1962 editado IRE Transactions on Comunication
System escrito por Mervin L. Norton sobre el uso de reflectores pasivos usados
en el sistema de microondas.



El uso del GPS
No estoy muy informado sobre estos dispositivos, pero luego
de investigar y tocar botones pude hacer que grabe el track por el que circule
durante la tarde de ayer. Asi, el resultado es que la distancia recorrida –solo
de ida- fue de 4,6 kilómetros, hay que contar las veces que erré el camino. La
altitud mínima en la que inicie el trekking fue de 411 metros y logré superar
los 800 metros. Wikiloc, catalogó esta caminata como moderada,
empleando un tiempo de una hora 54 minutos.