Hace algunos cuantos meses, Alberto –un querido amigo de la página- me consultó sobre cómo llegar al Cabo Peñas. Fue inspirado -de algún modo- por el artículo “Cabo Peñas, belleza y dolor en el Atlántico” que escribí en septiembre de 2008.
Obviamente que, le indiqué la forma de llegar a la zona (a mi me ayudó también), y recientemente he recibido en el correo, una breve descripción del paseo que hicieron estos amigos por la costa atlántica hasta llegar a ese sitio.
Gratamente podemos informar, que hemos contagiado a un par de amigos en la búsqueda de esos momentos que encierra nuestra Tierra del Fuego y que, afortunadamente para todos nosotros, encima se dan el gusto de compartirlo con nosotros.
También cuenta que la travesía costó una hora y media “con viento a favor” contra dos “con el viento riograndense en contra”, algo lógico y absolutamente natural en la estepa magallánica en la que se asienta esa ciudad.
Finalmente, Alberto nos dice “un abrazo y nuevamente gracias por todo. Igual que Ustedes, queremos a la Isla y a Río Grande particularmente.”
Simplemente, me alegro muchísimo de que hayan podido llegar ahí, lamentando no haberlos podido acompañar ya que –debo reconocerlo- me quedaron muchas ganas de conocer a fondo ese lugar, espero que este martes 8 –día de la Virgen- pueda hacerlo.
A los paseantes, muchas gracias por compartir estos momentos con nosotros… y a los demás, con tiempo y ganas, salgan a recorrer Tierra del Fuego.