martes, 3 de marzo de 2009

EL CURIOSO MUNDO FUNGI


Con la edición de esta página, he tenido el agrado de ver qué desde muchos lugares del mundo, buscan información sobre el misterioso mundo de los hongos y llegan a Momentos atraídos por algunas publicaciones (breves) sobre ellos. Movilizados, quizás, por sus formas, colores, tamaños y sabores, cientos de internautas buscan fotos y datos sobre el Reino Fungi. Este articulo fue publicado en 2009 y desde entonces a hoy, -2013- es altamente consultado y siempre me piden lo mismo en los comentarios -que agradezco enormemente-. Que mencione los nombres vulgares de las especies retratadas. Algo casi imposible por varias razones. Les explico.



Primero, soy periodista no científico. Segundo, mis fuentes consultadas son libros de divulgación científica donde no abundan estos nombres. Tercero, hay una diversidad enorme de nombres para una misma especie -se derivan de los usos, la zona, si lo dice alguien del campo, la ciudad o la ciencia, etc-.

Debo confesar que hace mucho tiempo que vengo retrasando este artículo, pero ¡la presión es mayor! Recuerden que no soy biólogo ni nada de eso, simplemente un comunicador social motivado por el medio ambiente fueguino.

Claro que, en cada una de las recorridas por Tierra del Fuego, me he cruzado con hongos. En el suelo, sobre los troncos vivos de los Nothofagus, en los muertos, al lado de las raíces, en las piedras, a orillas de los cursos de agua y en las zonas más húmedas del bosque fueguino…

La curiosidad siempre aumentó en cada viaje.

En mis visitas a la Biblioteca Sarmiento, en busca de información sobre micología, lograron que dé con unos cuadernillos preparados en el Centro Austral de Investigaciones Científicas –CADIC- y co dirigidos por Irma Gamundí, en Ushuaia. Estos, fueron titulados “Flora criptogámica de Tierra del Fuego” y publicados en los 90 y constituyen una excelente fuente a la hora de conocer más sobre el reino fungi. Lo particular de este trabajo es que, si bien es de acceso libre, su redacción está destinada a aquellas personas con conocimientos avanzados en la materia; no siendo recomendable –en mi opinión- para el público común.
La autora participa también en la edición de un ‘manual’ sobre flora micológica andino patagónica junto al Dr. Egon Horak, austriaco y profesor de ecología y taxonomía en Suiza. Me refiero al libro “Hongos de los Bosques Andino Patagónicos - Una guía para el reconocimiento de las especies más comunes y atractivas” impreso por Vázquez Mazzini Editores, el que a diferencia de la colección mencionada, se tiene un lenguaje mucho más fluido y accesible.
De este manual, voy a extractar algunas informaciones, como para saciar la sed micológica de varios de ustedes, esperando que la misma les sea de utilidad y agradeciendo a los autores y la empresa que los dio a conocer ya que “se autoriza la reproducción parcial de esta publicación con fines educativos, no lucrativos mencionando el origen

Desde la antigua Roma

En realidad, la sed por los hongos viene desde tiempos remotos en el Imperio Romano, “fueron los pioneros en el reconocimiento de los hongos y grandes adictos a ellos. Con la expansión del Im­perio Romano, esa adicción pasó a otros pueblos europeos, especialmente de Europa Central don­de los bosques de coníferas, hayas y robles pre­sentan ambientes propicios para su desarrollo” dicen Gamundí/Horak para introducirnos en el mundo criptogámico.
También expresan que los sajones y los españoles era poco adictos a estos, diferencia marcada con los “franceses, alemanes, suizos, eslavos, es­candinavos, son actualmente pueblos amantes de los hongos o micófilos”
Sobre la colonización de América, se sabe que los pueblos del Nuevo Mundo copiaron las costumbres de los ‘conquistadores’ es decir “micófobos” Aunque los aborígenes mayas y aztecas, “hayan sido consu­midoras de hongos con propiedades alucinógenas e incluidas en sus religiones ritos dedicados a ellos”

¿Qué son los hongos?

Los hongos son organismos tradicionalmente considerados vegetales, pero que dentro del con­texto actual de los conocimientos fisiológicos, genéticos y evolutivos, configuran un reino inde­pendiente: el de los FUNGI. Muchos
Las carac­terísticas más comunes que los distinguen de los vegetales: 1) no tienen clorofila; y por lo tanto 2) su nutrición es heterótrofa.
De ello deviene la disparidad de funciones que los separan; mientras que los vegetales sinte­tizan su propio alimento captando la energía so­lar, los hongos se nutren de sustancias orgánicas.
Los hongos son prácticamente ubicuos: pue­den colonizar el suelo, los troncos, la hojarasca del bosque o vivir en los cursos de agua dulce o marina; crecen sobre el etiércol, los huesos, etc.

¿Dónde?

Nuestra región es propicia para que ellos puedan desarrollarse y participar del medio ambiente con su actividad. El bosque andino-patagónico es el que les da el medio ideal para vivir.
“Predominan varias especies de Nothofagus, como el coihue (N. dombeyi) y el guindo o roble de Magallanes (N. betuloides), perennifolias; la lenga (N. pumilio), el ñire (N. antarctica), el ro­ble pellín (N. obliqua) y el raulí (N. nervosa), deciduas”, estos últimos se desarrollan mejor en la patgonia continental.
“La combinación de coihue-Ienga es una de las más ricas en hongos, pero también lo es, el bos­que puro de lenga arbórea ya que ambos son formadores de micorrizas”
Aquí los autores nos dan una recomendación propicia: “Para encontrar hongos en esos bosques, hay que concentrar la atención en los troncos o ramas caídos y húmedos, espe­cialmente en su parte inferior, cerca del suelo o en los árboles en pie, de gran porte, cuya corteza esté cubierta hasta 1 ó 2 m de altura por mus­gos y helechitos”. Estos hongos se denominan “lignícolas”.
“Pero es el suelo el sustrato más fértil, sobre todo por su riqueza en materia orgánica, especialmen­te cuando es poco compacto, oscuro, o cubierto por hojarasca. La humedad del suelo es buen in­dicio para la búsqueda de hongos, ya que es uno de los factores fundamentales para su crecimien­to”
Hay que buscarlos en “las laderas oscuras, las hondonadas, los talu­des de los cursos de agua son parajes apropiados y en todo caso, cualquier lugar abrigado y húme­do del bosque” A estos se los señala como “terrícolas”.

¿Cuándo?

En la patagonia continental, la mejor época para observar y recolectar es en otoño (marzo) pero en nuestra zona, la mejor es, entre diciembre y febrero por la gran cantidad de lluvia que cae; ya que en marzo las primeras heladas congelan las fructificaciones, aunque también se los puede apreciar.

¿Interesado?

Hay un excelente archivo PDF en donde se extrae parte de la historia de las investigaciones micologicas en Tierra del Fuego, se puede consultar acá, “se narran las expediciones marítimas y terrestres en Tierra del Fuego durante los siglos XIX y XX, desde el punto de vista de la exploración micológica cuyos resultados han sido vertidos en publicaciones, destacando las expediciones argentinas. Contiene mapas con las principales expediciones argentinas” dicen Irma J. Gamundí y Victoria Amos, autoras del trabajo de 18 paginas más que interesantes.

Algunos ejemplares captados por Momentos en el Fin del Mundo y sus características



Descolea Antarctica




De sombrero higrófano o de color opaco forma comunidades con varias especies de Nothofagus. Su valor gastronómico se desconoce y se lo puede observar entre Enero y Marzo. Se han detectado ejemplares en las zonas de Australia, Nueva Zelanda, Nueva Guinea, India, Liberia y Japón siendo descriptos para Tierra del Fuego solo hace algunos años.
Imagen tomada en las cascadas 30 km. al Norte de Ushuaia (km. 3028).


Cortinarius permagnificus

Este atractivo hongo fructifica sobre suelo bajo diferentes especies de Nothofagus. El pie y el sombrero sond e color ocre anaranjado. Este puede llegar a tener 7 cm. de diámetro. Hay cerca de 150 taxa diferentes de Cortinarius para bosques de Nothofagus. Su valor gastronómico indica que probablemente sea comestible pero no ha sido probado.
Imagen tomada en la zona de Laguna Bombilla (Ushuaia)

Paxillus statuum



Sombrero de hasta 10 cm. de diámetro. Convexo de joven y luego deprimido en el centro, de color amarillo pálido a ferruginoso, seco. Sabor amargo. No hay que consumirlo, es probable que contengas sustancias tóxicas. Se la puede observar de enero a junio.


Imágenes tomadas en la zona de Laguna Bombilla (Ushuaia)





Imagen captada en cercanías de cima de la Sierra Alvear, Ushuaia.


Cortinarius (Myxacium) magellanicus



La colección original de esta especie fue realizada al oeste de Ushuaia por Spegazzini a finales de los 1800, es comestible pero de inferior calidad y se lo puede observar entre enero y mayo en nuestros bosques. A veces se los puede ver en grandes grupos.
Imagen tomada en las cascadas 30 km. al Norte de Ushuaia (km. 3028).

Trametes versicolor



Es una especia cosmopolita, muy frecuente en los bosques andino patagónicos. Se la ha hallado sobre troncos de cohiue, lenga, ñire. Produce una pudrición blanca y esponjosa en la altura.
Fructificaciones anuales, solitarias o más comúnmente en grupos formando rosetas, coriáceas y flexibles con bandas de diferentes colores (amarillo-cremosos, castaños-anaranjados hasta gris azulados).
No comestible debido a su consistencia coriácea. Se la llama “Yesquero multicolor”
Imagen tomada en la ruta rumbo a Bahía Almanza, Ushuaia.

Tremella luctenses


Esta especie es muy polimorfa, variando su forma de acuerdo a las condiciones ambientales. No obstante en los bosques subantárticos es fácilmente reconocible por su color amarillo intenso, anaranjado al secarse y su aspecto convulto y altamente gelatinoso. Se desconoce su valor gastronómico. Se encuentra en ramas caídas desde Neuquén hasta Tierra del Fuego.

Imagen lograda en cercanías de Laguna San Ricardo, Ushuaia.

Fistulina hepática var. Antarctica


Parásita, crece sobre troncos vivos de varias especies de Nothofagus produciendo pudrición de la madera, en verano y otoño, desde el Parque Nacional Nahuel Huapi, en el norte, hasta las Islas de los Estados en nuestra provincia.
Primeramente castaño ceniciento, luego castaño rojizo y de aspecto sanguinolento cubierto por una película glutinosa.
Es un “delicioso hongo comestible” y se la llama “Lengua de Vaca” o “de Palo”
Fuentes:
Hongos de los Bosques Andino Patagónicos - Una guía para el reconocimiento de las especies más comunes y atractivas. Gamundi/Horak
Exploraciones Micológicas en Tierra del Fuego IRMA J. GAMUNDÍ y VICTORIA AMOS (2007)



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