martes, 16 de octubre de 2007

Desafío a la cascada

Cascada en la ladera del Bonete

Cuando el viernes por fin logré conocer Laguna Esmeralda, el paisaje natural que acompaña el sendero a lo largo de 7 kilómetros es realmente asombroso. Pero lo que, sin lugar a dudas captó toda mi atención, es la roca que forma parte de todo el cordón de la Sierra Alvear (3).
Cuando se llega a la laguna de origen glaciar, luego de bordear el río Esperanza, de frente se ven el Cordón Toribio de 903 mts, hacia el este el cerro Alvear de 966 mts y en el oeste se ubica el cerro Bonete de 1064 mts.
Las rocas blancas

Estando de frente a esas grandes alturas, se ven claramente el cerro Albino de 1236 mts y las rocas llamadas Paredes Naranjas (1). Era curioso, porque hacia el oeste están las rocas de color gris o blanco (sin presencia de nieve) y viendo un mapa de trekking pude dar con que esas paredes son llamadas Domo blanco (cerro).
Para graficar mejor, he escaneado una parte del mapa de trekking “Ushuaia y alrededores” de Aoneker GIS Solutions.
La laguna semi congelada al pie del cordón

Las piedras, las rocas, la nieve, la montaña

Estar parado ahí, solo, es grandioso. Digo, grandioso en el sentido de lo máximo de ese escenario. De este paisaje. De todo lo que significó la caminata y culminarla con una visión tan superior.
Aún así, opté por bordear la laguna por la derecha, para ver qué había del otro lado. Así caminé por restos de nieve y árboles caídos, hasta que desde el frente, supongo que la ladera del cerro Bonete vi una cascada.
No sé explicar bien el por qué, pero las caídas de agua me pueden. De modo que resolví escalar y apreciarla más detenidamente desde su nacimiento. Lo que nunca entendí, hasta ese momento, es que desde la base se veía cerca. El verdadero desafío era llegar hasta ella.
Me interné en el bosque de lengas y comencé el ascenso con la única guía del arroyo que bajaba de la alta montaña.
Vista del circo del Albino

Me crucé con la roca de distintos tamaños, colores y texturas. Vi la flora que se hacia lugar a pesar de lo agreste del terreno. Miré de nuevo hacia arriba, me dio la sensación de que ya llegaba, aunque estaba muy equivocado.
Al mirar hacia la laguna, que ahora veía en todas sus dimensiones, reparé en el color verde de sus aguas descubiertas del hielo. El sedimento que baja del glaciar Albino le dan esa tonalidad (2).
De nuevo con la vista en el coloso de roca y árboles, la subida se hacía cada vez más empinada, más escarpada y difícil. Pero no podía rendirme a la empresa auto-impuesta.
Ya me sentía muy agitado, la falta de oxigeno en esas alturas (de verás no sé cuantos metros, pero eran muchos) hacían que mi cuerpo ya no responda. Transpiraba, mi respiración se entrecortaba y curiosamente necesitaba un cigarrillo. Todo estaba abajo. Hasta mi descanso orillas de la laguna.
De nuevo la ladera del Domo Blanco
Me ganó

La bendita cascada parecía alejarse más y más a medida que yo avanzaba en la ladera. Mi organismo pedía a gritos que me detenga y la nieve, muy arriba ya, me impedía el paso junto con muchos arbustos. ¡Suficiente! ¡Hasta aquí llego!
No bajé con frustración. Al menos, ¡di el primer paso de una gran caminata!
Para la próxima será… No lo dudo.

El cerro Bonete
A modo de despedida

Cuando nos retirábamos del lugar, junto a Telma, oímos que desde el cerro que estaba a la izquierda de la laguna (cerro Bonete) del que se desprendía la cascada, un sonido claro. El viento daba contra su cumbre y producía un ruido aterrador. No voy a mentir diciendo que no sentí miedo.
Entendí que el Hombre, no puede con Toda la Naturaleza. Hay un punto en dónde uno, debe ceder. Ojalá sea siempre el Hombre.
Referencias

(1) Mapa de trekking “Ushuaia y alrededores” de Aoneker GIS Solutions
(2) Trekking y montañisno en los alrededores de Ushuaia P1 por Luis Turi
(3) Explorando Tierra del Fuego – Borla/Vereda págs. 412 y 413