Entre la comunidad científica afincada en Tierra del Fuego, la alarma por el rápido retroceso del glaciar Martial es significativa debido a las consecuencias que tendrá su desaparición en los habitantes de la capital fueguina. En esta entrevista, el director del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), Jorge Rabassa, da su impresione sobre este proceso, adelanta que no quedan mas que 20 años de esa masa hídrica y refiere a posibles cuestiones para palear este déficit hídrico que afectará a los ushuaieneses.
¿Cuál es el estado de situación
de los glaciares en Tierra del Fuego?
La característica de los
glaciares de montaña del sector argentino de la isla Grande, es que se trata de
pequeños glaciares que están ubicados en cercanías de las cumbres de las
montañas y que ocupan, por lo general, pequeñas depresiones semicirculares que
las denominamos circo. Hablamos de glaciares de circo.
Estos pequeños glaciares de montaña de la cordillera fueguina están en un
proceso de fuerte retroceso y es absolutamente generalizado. Ese proceso de disminución
de su masa, perdida de espesor, está asociado con un cambio climático que
comenzó, esencialmente por razones naturales hacia 1850, mediados del siglo
XIX. Se ha intensificado a nivel mundial, desde 1977, hasta la fecha.
Foto Turistur |
Lo que sucede es que, como
consecuencia de este proceso de pérdida de masa, -en el caso concreto el glaciar
Martial- a tal punto que de un único cuerpo de hiel que había en la década del 50,
era una masa continua de hielo desde un extremo al otro, con el correr del tiempo
se fue fraccionando. A medida que, al perder espesor asomaban filos rocosos en el
transcurso del ámbito de la masa del glaciar.
Tal es así, que lo que tenemos hoy
son cuatro fragmentos del glaciar. Esto ha sido estudiado sistemáticamente por el
CADIC y en el ámbito provincial por el ingeniero Iturraspe. Está claramente establecido
que esos cuatro fragmentos están en un proceso de rápida desaparición. Y si proyectamos
hacia el futuro esas tendencias, lo que observamos es que de esos fragmentos, hay
tres que podrían desaparecer en los próximos 20 años.
Por supuesto que eso es una pena,
el Glaciar Martial es un atractivo turístico, es un icono de nuestra ciudad y
se ve desde todos lados, pero el problema fundamental –como lo interpretamos
nosotros-, es que mirando hacia la montaña en febrero y marzo, en el único
lugar que queda nieve es sobre los fragmentos del glaciar.
Esto es, porque el hielo actúa
como una especie de trampa de calor, absorbe el calor de la superficie y
permite, que esa nieve que se mantiene hoy, en ese momento sobre el glaciar, se
vaya derritiendo lentamente.
¿Se puede hacer algún tipo de previsión para evitar la perdida de masa?
Desgraciadamente, no. No se puede
hacer nada para proteger esa masa de hielo en su proceso de fusión, porque eso
está condicionado por el clima regional y global. Estamos hablando de cantidades
de energía enormes, que son absolutamente inmanejables a nivel humano. No tendría
ningún sentido, por ejemplo, cubrir con una lona el glaciar para impedir que el
sol lo toque. En última instancia, es el contacto con el aire mas caliente, lo
que provoca la fusión.
Lo que si corresponde, es alertar
sobre esta situación. Porque el caudal que baja por el arroyo Buena Esperanza
durante los meses de verano, es el resultado de ese proceso de fusión lenta de
la nieve como consecuencia de que el hielo, en cierto modo, evita su rápida fusión.
Cuando desaparezca el glaciar, el destino de la nieve será derretirse rápidamente
en la primer parte de la primavera. No quedaría suficiente cantidad de nieve,
como para abastecer el caudal del arroyo.
Lo que hay que hacer, es pensar
qué alternativas tenemos porque a la
ciudad no le importa que sea verano y
que haya poca nieve en la montaña. Quiere mantener un consumo de agua que es
muy alto, al cual estamos todos acostumbrados. Lo que hay que hacer es buscar
alternativas o complementar la oferta hídrica del arroyo Buena Esperanza con
otros cursos de agua, multiplicando el número de tomas de donde se pueda tomar
agua y de cisternas donde se la puede acumular a modo de reserva, para
abastecer a la ciudad.
Nosotros tenemos un gran lago,
que es el lago Roca, pero tiene dos problemas. Está muy cerca del nivel del
mar, por lo que para darle agua a la ciudad habría que bombear a un costo muy
alto volúmenes muy grandes de agua y, el otro problema, es que está dentro de
un parque nacional por lo tanto, es intangible.
El otro gran cuerpo de agua, del
cual podemos tener una reserva infinita de agua es el lago Fagnano, pero para
poder traer el agua hay que subirla desde el nivel del mar hasta los 480 msnm
que tiene el Paso Garibaldi y de ahí traerlo por gravedad, hablamos de 50 kilómetros , a
Ushuaia.
La solución no es, bueno nos olvidamos del arroyo Buena Esperanza y
hacemos la toma en el arroyo Grande en el valle de Andorra, porque la cuenca
del arroyo tiene exactamente el mismo comportamiento y está alimentada de la
misma manear que la cuenca del Buena Esperanza y el problema va a ser similar. Lo
que tenemos que hacer, es multiplicar, a través de un proyecto técnico
adecuado, creíble y que pueda ser realizable en términos económicos, las
fuentes de alimentación del servicio de agua potable de Ushuaia de modo de
poder cubrir todas las necesidades.
Escuche la entrevista completa: