Con una nutrida participación, Archipiélago, -la
obra que Ricardo Rojas escribió en 1934- resurgió de la mano de la editorial
Süd Pol y Federico Gargiulo. La presentación fue en una de las salas de la
Biblioteca Popular Sarmiento, de Ushuaia, institución que tuvo entre sus
asociados al mismísimo preso político.
Gargiulo cuenta que su primer contacto con el
tucumano, fue en el 2002 apenas llegado a Tierra del Fuego en una visita al
Presidio de Ushuaia. “En noviembre fui a visitar el presidio y en una de las
celdas me encuentro con la representación de Ricardo Rojas escribiendo en un
escritorio”. Lo cierto, es que nos revela que el periodista y
escritor no estuvo en el edificio del Presidio, sino más bien en una casa del
centro del pueblo. Luego, el Dr. Vargas, nos contará que se tartaba de una casa a la que llamaban "La Colmena" por estar recubierta de vidrios.
“Todos los días tenía que firmar un registro
en la policía” y revela que, contra el imaginario, no estaba engrilletado. “Si
tenía que dar su asistencia para probar que no se había ido a ningún lado”.
Entre enero y mayo de 1934 Ricardo Rojas
estuvo exiliado en Ushuaia como preso político. Sin saber cuán larga sería su
estadía en la Tierra del Fuego, se dedicó a escribir Archipiélago y así “distraerse
del incierto cautiverio”. Tanto Federico como la editorial insisten en que la
obra de más de 60 capítulos breves está escrita en “un constante tono de
denuncia frente a los problemas, y las numerosas injusticias acontecidas en el
lejano sur, que el autor fue descubriendo en la cotidianeidad de su exilio Este
grito, esta queja necesaria, sigue hoy tan vigente como hace setenta años”.
“Me gustó mucho el tono con que está escrito,
tiene un tono constante de denuncia frente a los problemas que sucedían en ese
entonces. Desde la administración pública hasta la mala administración del
Presidio. También habla de historia, de los naufragios, de los misioneros, del
exterminio de los aborígenes” dice.
La presentación, contó además con algunos
ribetes que rozaron la política partidaria de Rojas, radical y emparentado con
correligionarios contemporáneos y, afortunadamente, con el relato de un
fueguino que coloreó con improntas ushuaienses, la presentación en sociedad de
ésta reedición.
También, curiosamente, el autor de “Huellas
de Fuego” relató cómo dio con la edición de 1947. “Buscando libros, me encontré
con este Archipiélago de 1947 de (la editorial) Losada. No la leí enseguida”
cuenta. Por supuesto, una vez que lo hizo se preguntó cómo no había sido
posible una reedición y así, empezó un largo caminar hasta que logró los
derechos de los derechohabientes. “Es un
acto de justicia, volver a traer a la vida os escritos de Ricardo Rojas”
redactados en Tierra del Fuego.
Federico cuenta que una vez lograda la autorización
para reeditar la obra, trabajó en el escaneo de los originales y el reconocimiento
digital y la corrección de los escritos. “Me tomé la licencia de agregar imágenes,
el libro original no los tiene” y agradeció aparte al Museo del Fin del Mundo y
a la Casa Museo Ricardo Rojas, quienes cedieron material para incluir.
Una relación particular, unió a Ricardo Rojas
y la Biblioteca Popular Sarmiento. “El capítulo que redactó sobre la biblioteca
no es muy auspicioso, él se anotó como usuario. En ese entonces no había tantos
libros y él, como que se queja un poco” por la falta de material por aquellos
años. Cabe señalar que, en el ingreso de la sala, los organizadores de la presentación
exhibieron una edición de la obra autografiada por el autor, y unas palabras
redactadas en el libro de visitas de la institución. Todo un hallazgo.
La obra ya se encuentra en las librerías de
Ushuaia, y en los próximos días estará a la venta en Buenos Aires y otros
puntos.
Ricardo Rojas (San Miguel de Tucumán, 16 de
septiembre de 1882 – Buenos Aires, 29 de julio de 1957) fue un periodista y
escritor argentino. Provenía de una de las familias más influyentes de Santiago
del Estero; su padre fue gobernador de la provincia. Pasó su infancia en
Santiago del Estero y luego se trasladó a Buenos Aires, en donde prosiguió su
formación académica. Llegó a ser rector de la Universidad de Buenos Aires entre
1926 y 1930. Desde este año militó en la Unión Cívica Radical, lo que le valió la
cárcel; fue desterrado a la Isla Grande de Tierra del Fuego, en el Penal de
Ushuaia, donde escribió su obra Archipiélago, que trata sobre la historia de
los yaganes y los onas, su religión y el pensamiento de Darwin hacia ellos.